< IX >





Nosferatu conduce por una senda abandonada en medio de un bosque de Pennsylvania. Busca el paradero de Alexis, su antiguo guardaespaldas.

Nosferatu contrató a Alexis en 272 A.C.

Viajaba a través de Turquía y escuchó la historia de una mujer de veinte años de edad, cuya familia había sido atacada por unos bandidos. Los bandidos habían matado a su familia en frente de ella. Ella escapó llevando una espada, un arco y una flecha. Vivió en el bosque durante varias semanas, sustentándose nada más que con la corteza de los árboles y el agua estancada de los charcos. Encontró a los bandidos comiendo juntos, una noche, al lado de una fogata. Eran siete en total.

Disparó cinco flechas en menos de diez segundos y acertó al corazón, en las cinco ocasiones.

Quedaban dos a la izquierda.

Corrieron hacia la oscuridad para hacerle frente.

Les cortó las cabezas.

Entró al pueblo cubierta de sangre.

No estaba llorando y nadie la vio llorar después.

Nosferatu escuchó esto: sabía que, si un simple humano podría infligir ese tipo de violencia, contrayendo el virus del vampiro, haría que ésta fuera aún más fuerte. El virus proporciona unas veinte veces más la fuerza normal del ser humano y la coordinación entre ojo y mano la incrementa en diez.

Nosferatu la encontró sentada en un tocón de un árbol al lado de la casa donde vivió su familia.

Fue a su lado, sonrió, y le chupó delicadamente el cuello con educación.

Cuando despertó al día siguiente, convertida en vampiro, le dijo que a partir de ahora él era su familia. Ella dijo: "Gracias." Así fue que la contrató como su guardaespaldas.

Alexis ahora vive en una cabaña en los bosques de Pennsylvania. Tiene muchos años viviendo allí, sola. Ella es analfabeta y sufre de problemas emocionales.

Nosferatu llama a la puerta.

La puerta se abre y allí está Alexis.

Lo abraza y dice: "Nos, sé que me necesitas".

"Sí".

Ella lo suelta y caminan hacia el interior de la cabaña.

Un fuego se enciende. Las astas de un ciervo y una cabeza de alce gigante en medio de las astas, cuelgan en la pared.

Nosferatu se sienta en un viejo sofá.

Alexis le ofrece una taza de café a Nosferatu, porque sabe que le gusta.

Alexis dice: "Hice cinco mil flexiones en la mañana".

"Bien".

"Nunca he dejado de entrenar".

"Sé que estás hecha para ser un guardaespaldas".

"A veces extraño usar un uniforme".

Alexis le entrega otra taza de café y dice: "Vamos a usarlos de nuevo, Nosferatu".

"Vamos a hacerlo".

"Sígueme".

Nosferatu sigue a Alexis hacia la oscuridad del exterior de la vivienda.

Nosferatu dice: "Huele maravilloso aquí, el viento es suave, y no se oye un sonido desagradable".

Ella sonríe y le dice al bosque: "Ven a conocer a mis amigos".

Pasa como un tiempo, corto, como de un minuto y nada.

Luego varios ciervos salen de la oscuridad y caminan hacia ella.

Ella acaricia a los ciervos y les dice: "Ustedes son mis amigos ¿verdad? Me gustas", dice a Nosferatu, "Estos son mis amigos. Había estado sola hasta que los encontré".

"Alexis, te necesito".

"No habían solicitado mis servicios desde la Segunda Guerra Mundial", dijo ella.

"Tienes que protegerme".

Ella coloca su cara cerca de la cara de los ciervos y los ciervos le lamen la cara. A continuación, se invierte la situación, ella comienza a lamerles la cara a los ciervos.