Nosferatu entra en un restaurante que abre las 24 horas.
Mira a su alrededor y hace un escaneo general al lugar.
Hay una joven pareja peleando en una esquina. El tema de la pelea es el problema con la bebida, no el de él, sino el de ella.
Hay jóvenes de otras razas en una mesa hablando sobre ligar.
Hay árabes viejos conversando en su lengua materna acerca de los problemas domésticos.
Hay chicas borrachas mostrando entre ellas imágenes de sus teléfonos celulares.
Nosferatu encuentra a Ako.
Ako está vestido con un suéter y unos pantalones vaqueros azules.
Ako le hace señas a Nosferatu.
Todas las noches Ako se sienta en el restaurante, toma café y mantiene la mirada fija en la ventana del local, algunas noches hace que lee un libro, pero la mayoría de las veces se mantiene con la mirada fija en la ventana del local y se distrae haciendo insinuaciones sexuales a las camareras, no le importa si no están buenas.
Nosferatu se sienta enfrente de Ako.
No se miran, nunca lo han hecho.
Pasan los primeros veinte minutos. Nada. No hablan.
Ako dice: "Está bueno el café".
"Siempre es lo mismo".
"Estaba pensando en comprar una bicicleta en Wal-Mart para luego lanzarme en contra de una pared. Sólo para ver si puedo hacer doblar la rueda delantera".
"Una vez, cuando estaba en Roma, entré a unos vestidores, y le chupé la sangre a unos veinte hombres, sólo porque estaba aburrido."
"Fue divertido".