Nosferatu y Alexis entran en una sala de reuniones.
Es el edificio de la Reserva Federal en Washington DC.
Se sientan en una mesa ovalada.
Alexis se entretiene con un juguete de guerra.
Esperan unos diez minutos.
Ben Bernanke, entra y se sienta en la mesa también.
Bernanke sonríe, luego, se pone serio. Mira a Alexis, quien continúa jugando con el juguete, impertérrita. Cambia la mirada.
Alexis le dice a Bernanke, "Nosferatu me llevó a ver anoche su película más reciente en torno a la guerra, era increíblemente violenta."
Bernanke responde: "Yo también la vi, no me pareció tan violenta".
Nosferatu dice: "Ella es Alexis, mi guardaespaldas".
Bernanke dice, "¿Debería estar ella acá?"
"A ella le tiene sin cuidado lo que tengamos que conversar".
A Bernanke no le convence mucho, pero igual asienta y dice: "Está bien".
"Vayamos al grano", dice Nosferatu.
Bernanke dice con voz preocupada, "Las cosas están mal. Parece que todo va a colapsar. Sabemos que usted ha experimentado personalmente sucesos parecidos y tal vez sabrá qué hacer".
"Es cierto, sé qué hacer".
"Bueno, qué hacer".
"Usted debe someterse a la idea".
"No, estoy hablando de alternativas: combustibles, fútbol, bienes raíces, bolsas de valores. ¿De qué estás hablando tú?"
"Ben, al principio, cuando el hombre comenzó a labrar la tierra y comenzaron la construcción de los pequeños reinados (en África y en las Américas), esas pequeñas civilizaciones carecían de dinero. Las personas inventaban objetos de importancia para la vida. Algunas personas cultivaban esto, otras personas cultivaban lo otro, algunas otras personas domesticaban este animal, otras este otro animal. Algunos se dedicaban a hacer zapatos, algunos otros hacían pantalones, etc. Había nichos en la economía. Se podía ir y negociar el cultivo que tuvieras, el animal domesticado o el textil producido en el mercado. El joven se hacía soldado y protegía a las personas de su reinado. Después de terminar de ser jóvenes, irían a las granjas o a convertirse en zapateros. Tenía sentido. Funcionó a menos que hubiera hambre o la peste, etc. Luego, en algunas zonas hubo muy buena tierra y conexión con el océano que les permitió navegar alrededor del mundo para recolectar bienes. Las poblaciones crecieron y la gente comenzó a construir objetos inútiles. Las personas que requerían estos objetos inútiles o guerras inútiles, en donde luchar, no tenían nada para cambiar en el mercado, por lo tanto, se convirtieron en consumidores. Ésta nueva clase, los consumidores, iniciaron el despejellamiento de la población activa, es decir, aquellos originarios constructores de objetos útiles. Así que, estos consumidores, como no tenían nada que ofrecer en el mercado, para continuar adquiriendo sus objetos inútiles, se inventaron el dinero, símbolo del trabajo. El dinero proviene de la construcción de objetos inútiles, creado por personas que no aportaban a la sociedad, con el propósito de suministrarlo a aquellos quienes tenían la necesidad de seguir construyendo objetos inútiles para los primeros".
"Qué es eso a lo que usted más le teme, es eso que pueda destruir al dinero. Si colapsa la idea de ese eso, entonces, los empleos innecesarios desaparecerán. Todo el mundo, de repente, se convertirá en un ser útil y de utilidad para los demás. Si todo el mundo hiciera los objetos que son necesarios, para la sobrevivencia de los unos con los otros, cada uno haciendo lo que debe hacer, para mantener a la comunidad activa, entonces la inutilidad desaparecerá y con ella el dinero. Después de la caída de Roma, Europa no tenía dinero. Las plagas habían reducido a todos a un estado de utilidad absoluto".
"Si la principal preocupación de la gente es el agua y los alimentos, entonces el dinero pierde su utilidad. Agua y alimentos se convierten en el dinero. El dinero lo es todo. Pero si no puedes garantizar que un gran sector de la economía dependa de hacer trabajos inútiles, el dinero no significará nada para ellos".
Bernanke concentra la mirada en sus manos durante unos segundos. Luego levanta la mirada y dice: "Pero, ¿qué se supone que debo decirle a la gente?"
"Dígales que amen de nuevo. Dígales que se sometan al sufrimiento profundo. Dígales que las pasiones fuertes les ayudarán a dar un nuevo sentido a sus vidas".
"No puedo decirles eso. Eso implicaría perder ligeramente el poder. El punto en esta reunión es que me digas cómo retener el poder, no cómo dejarlo perder".
"Ben, disculpa que te lo diga, pero no eres tan poderoso como crees ser".
"Yo soy el jefe de la Reserva Federal de los Estados Unidos de América".
"Ben, ¿puedes ir y comprar un Ford Tempo del 92 que tenga un pobre silenciador y conducir por las calles de Washington?"
"No, por supuesto. Yo soy el jefe de la Reserva Federal".
"Así que hay algo que su poder no le permite hacer".
Bernanke se burla de Nosferatu.
Nosferatu dice: "El poder que cree tener se reduce a ser el jefe de la Reserva Federal. Usted ha hecho más dinero de lo que se supone debería haber hecho en otras circunstancias y en el contexto de la sociedad actual. Usted concedió crédito para construir máquinas que hacen el trabajo de veinte hombres. Sin embargo, una máquina no puede participar en la economía. El problema es que usted vive en una nave espacial".
Bernanke dice: "Esto es inútil."
"Tiene razón".
Nosferatu y Alexis se levantan, le estrechan la mano a Bernanke. Nosferatu le desea suerte a Bernanke y se retiran de la sala.